Entrevista al relojero español Ramón Gil

Muchas veces hablamos de características de relojes, que si 28.800 alternancias, que si 40 horas de reserva de marcha, que si un barrilete, que si espiral de silicio, …pero no sabemos realmente el esfuerzo que significa crear un calibre de calidad, que cumpla con todas esas características que parecen fáciles de hacer.

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Para hablar de algunos secretos de la relojería, hemos charlado con uno de los grandes maestros relojeros suizos de los últimos tiempos, además es español y creador de toda la serie de los nuevos calibres, desde el 110 al 115, este ultimo integrado en el recientemente presentado ORIS Big Crown Propilot X. Estamos hablando de Ramón Gil.

Ramón Gil

Ramón Gil

Ramón llega a la relojería por un accidente que sufrió y cuando el gobierno suizo le ofrece la invalidez, él la rechaza y respondió, “Quiero ser útil a la sociedad, ¿Que puedo hacer?”. La administración suiza, pensó que la relojería, podía ser una alternativa y comenzaron a enseñarle manufacturas, como Rolex o Patek Philippe, pero el no se identifica con ellas y pensó que eso no era lo suyo.

Tras unos días, le presentan a un maestro relojero, poco convencional y revolucionario en la historia de la relojería, Ramón tras hablar con el y ver sus instalaciones, dijo, yo quiero hacer esto. Ese personaje fue, Roger Dubuis.

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La administración suiza, le dijo, bueno tienes que pasar unas pruebas, a lo que Ramón respondió, cuando empezamos. Al tercer día, haciendo pruebas y trabajos, el señor Dubuis regreso y le dijo: “Ramón lo que tu tienes en las manos, poca gente lo tiene en este sector, tienes una agilidad y destreza con las manos, que es impresionante. Ahora, si tú quieres aprovecharlo, adelante, si no quieres aprovecharlo, tú decides”.

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Ahí comienza, su andadura y formación, en la escuela de ginebra, desde mejorar su francés, a adquirir los conocimientos en las diferentes asignaturas que exigían para trabajar en el sector relojero.

Al finalizar sus estudios, emprendió su carrera como autónomo, reparando y creando movimientos, pero después de un tiempo y con la sabiduría de necesitar una estabilidad económica, para mantener a su familia, se incorporó a una empresa, en la que realizaba piezas para diferentes marcas. Aquí comienza su fase creativa. Despertó y comenzó a crear movimientos para marcas como Franck Muller, Chopard, Pierre Kunz, Oris, o también complicados como el calibre GC-40 de Patek Philippe.

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Un día, Oris le propuso a la empresa en la que trabajaba, algo que consideraban imposible de hacer. Tuvieron una reunión, con el presidente de la marca y tras escuchar, Ramón le dijo, “Si me dejan 3 meses, yo le muestro, lo que he hecho en ese tiempo, si le gusta seguimos, sino le devolvemos el dinero”. Ulrich, presidente de Oris, le miro fijamente a los ojos y le dijo: “Tu eres diferente al resto. Yo te voy a dar una oportunidad”

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A los 3 meses, cuando Ulrich vio el calibre, dijo, yo no quiero el dinero, quiero este calibre, que se lanzaría al mercado con el nombre de 110.

Ramón, no estaba contento en su empresa y decidió dejarlo. Cuando Oris se entera, le ofrecen trabajar para ellos, pero Ramón quería seguir viviendo en Ginebra, mientras que Oris se encuentra al Noroeste de Suiza, en el pintoresco pueblecito llamado Hölstein.

A las pocas semanas, Oris creo una antena en Ginebra, (antena es una oficina de desarrollo con laboratorio). Desde ese momento, Ramón comenzó a trabajar directamente para Oris y hasta la fecha han nacido cinco calibres, el 110, 111, 112, 113, 114 y ahora el 115.

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Aunque parezca lo mismo, el calibre 115, esta esqueletado, eso lleva un problema, que no solo es quitar material, hubo que recalcular la platina, los puentes y el muelle real. Con una reserva de marcha de 10 días reales, en realidad el muelle tiene 12,5 días. Lo más importante para que esto funcione correctamente, es la eficacia y precisión de los dientes del calibre que llegan a tener un rendimiento de un 96%, cosa que antes no pasaban del 70%, además se ha utilizado un muelle de un reloj automático, con una longitud de 160 centímetros, y se le ha dado un encerado, para que pueda ir al aire, sin lubricación. Algo muy importante en un reloj mecánico.

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Además, ha sido primordial, el rediseño del ancora y el escape, para que en conjunto funcione, con un solo muelle, que nadie pensó en el sector, que esto fuera posible hacerlo y sobre todo nadie creyó que funcionara con precisión. Una proeza, que siempre será recordada.

Respecto al exterior, se ha utilizado la caja del Big Crown Propilot, porque es el futuro de Oris, por diseño y además por ligereza, ya que esta fabricada en titanio.

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El proceso de creación de un calibre en Oris es de 4 años, para que este en el mercado y comercializándose. Es un tiempo corto, ya que otras marcas, pueden tardar hasta 10 años.

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Cuando le preguntamos, ¿Que consejo le daría, a alguien que quiera estudiar relojería? y nos responde: “Si alguien quiere hacerse relojero, que no tenga miedo, le van a poner barreras, pero si es lo que quiere, que persiga su sueño, y además si necesita un consejo, siempre estoy disponible para quien lo necesite”.

Ramón Gil, seguiremos descubriendo su historia, con orgullo de que un español, aporte a la relojería, creaciones que nadie pensó que se pudieran realizar en el siglo XXI.